miércoles, 17 de octubre de 2018

"Nueva York es una ventana sin cortinas", Paolo Cognetti

"...el lugar que he tratado de relatar es una ciudad muy parecida a Nueva York, pero que no es "de verdad" Nueva York. Como Nueva York, está construida sobre el granito, pero también sobre el material impalpable de la imaginación: Está hecha de islas, puentes, edificios y de infinitas páginas de papel. La habitan ocho millones de personas, más aquellas que nadie se ha puesto a contar, los personajes que viven en los relatos, las novelas, los poemas. Esta ciudad es un lugar físico y otro mental (…) la ciudad de los escritores y de las historias" (p.14)


"Nueva York es una ventana sin cortinas" de Paolo Cognetti que acaba de publicar Navona Editorial, no es un libro sobre Nueva York, o al menos, no es un libro al uso, la típica guía de viajes o un ensayo sobre la Gran Manzana y sus lugares de interés turístico. Este libro que tenemos entre manos de Paolo Cognetti es "su" libro sobre la ciudad de los rascacielos, pero no sólo sobre la ciudad física, sobre sus calles, sus puentes, sus parques, sus monumentos...sino de manera especial, sobre sus barrios, sus tiendas, sus bares, transitados por gente de todas las etnias, credos y colores. 
Un recorrido además, marcadamente histórico, plagado de referencias literarias que harán las delicias de todos los amantes de la literatura, especialmente norteamericana. 


Cognetti nos cuenta a su manera, desde su propio interés y curiosidad, como escritor y habitante ocasional de Nueva York, la historia de esta gran urbe, "colonizada" por los irlandeses que emigraron en masa desde su país de origen en 1845, a raíz de la Gran Hambruna. La ciudad los acogió pero también se sucedieron tensiones y conflictos. De la mano del autor, asistiremos, desde este punto de partida histórico, a la construcción del puente de Brooklyn, visitaremos el barrio judío, esquivaremos los museos más famosos a cambio de pasear sin rumbo fijo por las calles y barrios menos conocidos del Nueva York contemporáneo, siempre acompañados de su historia. Conoceremos cómo viven allí los italianos, compartiremos pizza con ellos y después nos adentraremos en el barrio por excelencia más bohemio y mítico de Nueva York, Greenwich Village la cuna del movimiento beat capitaneado por Kerouac y Ginsberg. Licorerías, bares y bibliotecas se darán la mano en nuestro paseo pues es bien sabido que la literatura norteamericana ha ido a menudo acompañada del consumo de alcohol en muchos autores.
Es este un Nueva York real pero visto a través de la mirada íntima, personal, entrañable y por supuesto, literaria, del narrador.
Un largo paseo por la Gran Manzana gracias al que descubriremos que lo más importante de esta imponente ciudad son en realidad, los hombres y mujeres que hicieron y hacen de Nueva York, la ciudad fascinante que es.


"Hay lugares de los que te vas tranquilo: sabes que seguirán allí mientras no estás, te esperarán intactos como los recuerdos de infancia o la casa de tus padres. Volverás a encontrar los objetos de antaño y el mismo viejo olor. Otros son como las personas: mientras tú viajas, aprendes y evolucionas, las sigues imaginando iguales, aunque en el próximo encuentro habrán cambiado al menos tanto como tú, y deberás recomenzar de cero. Nueva York es así. He ahí el problema cuando se intenta explicarla: cualquier palabra sobre ella leva grabada su fecha, y empieza a caducar tan pronto como la has escrito." (p.170)


Ágil, ameno, entretenido y muy interesante, sin duda este libro de Paolo Cognetti gustará por igual tanto a los que conocemos Nueva York, como a los que sueñan con ir algún día. 




Fotografía de Boulevard literario    



jueves, 4 de octubre de 2018

"Azúcar negro" , Miguel Bonnefoy

"Azúcar negro", segunda novela de Miguel Bonnefoy que nos llega gracias a Armaenia editorial, es una bella fábula caribeña en la que hay cabida para piratas, tesoros, hermosas herederas, plantaciones de caña de azúcar, cocoteros, guayabares y manglares; sabores a ron, canela y especies; niñas nacidas y retornadas al fuego; amor, ambiciones, sueños, dolores y por encima de todo, pasión, mucha pasión diluida en azúcar y días de trabajo, en grandes penurias pero también en muchas riquezas.


Escrita como si se tratara de un cuento, una historia popular de las que se transmiten de generación en generación por boca de los preservadores de la memoria colectiva que solían ser los viejos cuentistas, esta novela recoge y respira todo el color y el sabor del más puro Caribe, aderezada a partes iguales con aventura, realidad y magia. Imposible con estas características no recordar en algún momento el realismo mágico representado por autores como García Márquez o Isabel Allende.
Pero aunque participe en cierta manera de este estilo, Bonnefoy lo adapta y escribe de un modo muy personal. Nuestro autor es francés, de padre chileno y madre venezolana, por lo que en su formación académica, personal y cultural, Francia y Latinoamericana se dan la mano y se funden en una curiosa combinación de escritura cuidada, precisa y rigurosa al servicio de un imaginario colorido, poético y desbordante. La fusión no puede ser más efectiva y perfecta.


Si algo transmite el estilo de Bonnefoy es magia. Imposible no sentir los fascinantes ecos del Caribe, el olor a mango y café, el sabor de la caña de azúcar, la naranja y el clavo. La selva y los bosques tropicales nos envuelven y atrapan en una aventura fascinante que empieza en un primer capítulo con un potente arranque: la imagen de un espectacular navío pirata anclado casi entre las nubes, flotando entre las copas de los árboles de un paraje selvático, a punto de romperse en mil pedazos y de vaciar el magnífico tesoro que oculta en sus entrañas. Una vez empieza la historia, nos seduce de tal manera que ya no la podemos dejar y menos aún cuando vamos conociendo a los protagonistas de la novela: trescientos años después del episodio del accidente del barco pirata, Severo Bracamonte llega a la isla buscando el tesoro perdido del corsario Henry Morgan pero lo que encontrará es el amor de la solitaria y soñadora Serena Otero que aunque más adelante compartirá protagonismo con el misterioso personaje de Eva Fuego, en el fondo es el alma y eje principal de la novela, alrededor de la cual todo cobra su pleno sentido.
Serena Otero es de esos criaturas literarias destinadas a permanecer en la memoria del lector. Como hija, como amante, como esposa, como madre, en definitiva, como mujer, es un personaje complejo y rico en matices, sensible en su callada resignación pero resuelta en cumplir sus ambiciones, tierna pero fuerte, reservada pero decidida, realista pero soñadora, el hilo conductor invisible pero tenso que entreteje y sustenta la historia de principio a fin.


"Azúcar negro" es una obra hermosa y triste a la vez, entrañable, con un broche final lleno de belleza y sabiduría. Un paraíso inolvidable al que seguro regresaremos alguna vez...



Fotografía de Boulevard literario