En "Un debut en la vida" de Anita Brookner, publicada por Libros del Asteroide, Ruth Weiss, profesora de literatura francesa, viaja a París en un intento de escapar de las obligaciones morales que rigen su vida. Pero sus esperanzas de encontrar el amor se desvanecen y regresa a Londres para enfrentarse a la responsabilidad de cuidar a sus padres ancianos.
La historia sirve a Brookner para desarrollar una serie de temas y personajes recurrentes en su obra y con una evidente base autobiográfica: una protagonista central que suele ser una mujer de mediana edad, inteligente, culta y emocionalmente reservada en busca de la felicidad y la aceptación social pero que se enfrenta al desencanto entre la expectativa y la realidad; la pérdida de amigos y amantes; la responsabilidad por cuidar de los padres cuando envejecen y la disyuntiva de tener que elegir entre una vida convencional y correcta o una despreocupada y libre.
Anita Brookner nació y creció en Londres, el seno de una familia de origen polaco-judía, recibiendo una educación acorde con los principios y las directrices propias de su cultura y religión. A pesar de ser hija única, la falta de hermanos fue sustituida por su abuela, su tío y los refugiados judíos que huían de la persecución nazi y que eran acogidos por sus progenitores, conformando un microcosmos familiar en el que todos tenían cabida y en el que la joven fue educada bajo la responsabilidad de hacerse cargo de sus mayores cuando fuera el momento necesario, lo cual cumplió rigurosamente, permaneciendo soltera y cuidando de sus padres hasta que fallecieron.
Brookner recibió una formación esmerada, primero en un colegio para señoritas y después estudiando en el King's College de Londres y doctorándose en Historia del Arte en el Courtauld Institute of Art, convirtiéndose en 1967 en la primera mujer en obtener la cátedra Slade en la Universidad de Cambridge.
Profesionalmente, la carrera de Brookner se desarrolló firme y exitosa, impartiendo clases y escribiendo diversos estudios sobre arte que fueron acogidos con un gran reconocimiento en los círculos académicos. Pero en 1981, cuando cuenta con 53 años, publica su primera novela de ficción, precisamente "Un debut en la vida" ¿A qué responde esta repentina y más bien tardía incursión en la ficción narrativa que tendrá continuidad hasta el fin de sus días y que le valdrá incluso el Booker Prize en 1984 con su novela "Hotel du Lac"?
En una entrevista concedida en 1987 a "Paris Review", Brookner explica que escribió "Un debut en la vida" en un momento de tristeza y desesperación, en el que su vida parecía ir por caminos irremediablemente predecibles, lo que le hizo sentir la necesidad de entender su destino. Entendemos que Brookner se hacía mayor y veía en un futuro más o menos cercano, su jubilación en el mundo académico. Escribir ficción podría ser el medio de dar un paso más allá, de analizar y dar un repaso a su vida, a su pasado y a su presente, a fin de materializar y proyectar el futuro a través de la creación artística. Con la escritura de esta primera novela se intuye pues, un ejercicio catártico, un depurado ejercicio de autoanálisis que huye de autocompasión o justificaciones de su situación personal para mostrar simplemente el proceso seguido a lo largo de toda una vida a fin de asumir al presente y esbozar el trazado de un posible futuro.
Es evidente que tras la menuda y recatada Dra.Ruth Weiss, que imparte clases de literatura y dedica su vida a escribir el voluminoso trabajo de "Las mujeres y Balzac", esa discreta y cultivada Dra.Weiss que recoge su melena pelirroja en un moño voluminoso y que "a sus cuarenta años, comprendió que la literatura le había destrozado la vida", se esconde Brookner, cuyo periplo vital posiblemente tenga muchos puntos en común. Por desgracia, debido a esa base autobiográfica , la obra de Brookner fue a veces injustamente valorada, considerada con un cierto menosprecio por parte de la crítica, porque al parecer las vivencias y emociones de una solterona de mediana edad no parecían ser lo suficientemente interesantes para sostener un corpus narrativo de calidad. Nada más lejos de la realidad.
"Un debut en la vida", cuyo título su autora toma prestado de una novela de Balzac (autor omnipresente en la historia) es un excelente "debut en la literatura" y un excelente ejemplo de cómo fundir, entrelazar o combinar vida y literatura, cómo la literatura puede influir y condicionar a lo amantes de la lectura dirigiéndolos de manera más o menos solapada por los derroteros de la vida. Ruth, la protagonista de "Un debut en la vida", es desde muy joven una voraz lectora que se nutre principalmente de los grandes clásicos franceses como Zola o Balzac o de los rusos memorables como Tolstoi. En la obra de todos ellos, las heroínas abnegadas y sufridas que protagonizan sus historias se enfrentan a las más frívolas y ambiciosas. Y sobre todas sus andanzas, planea la sombra moralista y austera de la pluma de Dickens. La combinación de todo el bagaje lector de la Dra.Weiss se enfrenta con su realidad y su vida cotidiana, abriéndole los ojos a la vida, en un despertar agridulce que la empujará a replantearse sus convicciones y aceptar que "las historias moralistas se equivocaban mayoritariamente, que incluso Charles Dickens se equivocaba, y que el mundo no se conquista con la virtud". A esta conclusión llegará nuestra heroína a golpe de experiencias, desengaños, traiciones; condicionada por unos padres que la quieren pero no la comprenden, que son incapaces de tomar con firmeza las riendas de su vida y que son superados por madurez por su propia hija que verá condicionada la vida por las necesidades de sus progenitores.
Ruth llega en un determinado momento a independizarse y cambia, mejora, florece y llega a rozar todas las expectativas que le puede deparar la vida , pero sus posibilidades no tardan en dar un giro y darse un baño de realidad del que difícilmente saldrá victoriosa. Quizá, después de todo, su refugio seguirá siendo la literatura...
Fotografía de Boulevard literario
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