jueves, 22 de marzo de 2018

"Sobre algunos enamorados de los libros", Philippe Claudel

"El mundo es una bruma de calor que se eleva en el corazón de un verano que no es un verano, sino el sueño de lo que podría ser un verano si existiera, si de verdad existiera, fuera de los libros que son las materias frágiles de nuestra memoria"

Desde que descubrí a Philippe Claudel con su novela "Almas grises", hace ya unos cuantos años, me convertí en una lectora incondicional de cada nuevo título que sacaba al mercado. Cada obra, motivo de alegría y garantía de grandes momentos de lectura.
"Sobre algunos enamorados de los libros" que acaba de publicar editorial minúscula, se suma a esta obra, no demasiado prolífica pero quizá por eso, exquisita y exclusiva del escritor y cineasta francés.

La prosa de Claudel fluye y seduce, atrapa y envuelve con tal tenue suavidad que nos rendimos a su verbo sin apenas darnos cuenta. Es una prosa de murmullo a media voz, de distancia corta, con el tono exacto de equilibrio entre poesía y emoción. Sentimiento controlado a través de una pluma precisa que consigue escribir la palabra exacta para que se desencadene esa sorprendente alquimia que nos deja aturdidos, conmocionados ante un lirismo, en apariencia, sencillo, pero que percibimos, profundamente intenso. 
Conseguir esto en narrativa, en un género que poco o nada tiene que ver con la poesía, impregnando de matices sutiles y sugerentes, el texto, no es fácil. Aunque sean autores totalmente distintos, hay algo en la escritura de Claudel que me hace pensar en otros escritores como Erri de Luca o Eduardo Halfon, felizmente descubiertos hace poco que, posiblemente sin pretender ser poetas, lo son. Más allá de tener talento, que los tres lo tienen y mucho, hay un trasfondo tan callado como obvio: sensibilidad. 

Toda la producción literaria de Claudel destila el mismo aliento narrativo, la misma escritura minuciosa, pulida e inspirada y "Sobre algunos enamorados de los libros" no es una excepción. El título evoca el estilo de los tratados clásicos y ese aire se mantiene en la estructura del libro que es un variopinto desfile de personajes que aspiraban a ser escritores y se perdieron por el camino. Entre la realidad y la ficción, la ironía y la ternura,  lo que fue y lo que podría haber sido, Claudel retrata todo tipo de "enamorados de los libros" que fracasan en sus ansias de convertirse en literatos célebres. Desde un tímido japonés que en un ataque de hambre devora un libro de haikús en una librería de barrio, hasta el escritor que intentaba reclutar lectores para su obra por medio de anuncios en la prensa, pasando por una lectora que solo hacía el amor con escritores para conseguir engendrar un libro o aquel celebérrimo profeta que fue asesinado antes de poder revisar su obra, la cual sigue teniendo éxito más de 2.000 años después...el catálogo de personajes curiosos y entrañables desfila ante nuestros ojos hasta llegar al propio autor: "En cuanto a mí, yo sigo mi camino dudando siempre entre proseguir el hilo de los relatos, que son mis amigos queridos y sin rostro. No soy más que un hacedor de humo, y solo vivo un poco, un poquito, no por mí mismo, sino en el alma de aquellas y aquellos que me dan su amor y su estima."






Fotografía de Boulevard literario 


2 comentarios:

  1. Hermosa presentación del estilo de Claudel. Acabo de encargar Almas Grises para empezar a leerlo. Gracias por esta gran reseña.

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