viernes, 27 de marzo de 2015

El Nadador en el Mar Secreto

“El Nadador en el Mar Secreto”, publicada por Navona Editorial ,  es una breve pero intensa novela de William Kotzwinkle, escrita tras la muerte de su primer hijo. Casi sin tener tiempo de asumir su paternidad, el recién nacido muere minutos después de nacer, y su padre, contenido pero, lógicamente, destrozado ante la muerte del pequeño, asume su muerte, fabrica con sus propias manos una caja de madera y lo entierra en plena naturaleza.

Esta novela nos describe dos procesos: el externo, de ver morir y enterrar a un hijo que no ha vivido más que unos breves instantes, y el interno, de aceptar, asumir y asimilar tan desgarradora pérdida, con una entereza encomiable.

Posiblemente, la contención del texto sea debida a que el narrador es el padre. Cuesta imaginar la misma experiencia contada por la propia madre. El padre sufre, se rompe, pero posiblemente el mismo distanciamiento físico que supone no pasar un embarazo y un parto en su propia piel, le facilita (si puede decirse así), tener la entereza suficiente para afrontar y superar la pérdida. Pérdida que más que superar, asimilará a su propia vida para siempre.

El texto supura tristeza y dolor en cada línea, pero la transcripción de tan terrible drama es comedida y no se permite caer en la lágrima fácil. Es un texto breve que fluye suave pero profundo, con un perfecto equilibrio entre el dolor y la aceptación de lo inevitable.

Cuando Kotzwinkle lo publicó, en 1975 obtuvo un notable éxito y llegó a ganar incluso premios literarios como  el “National Magazine Award Fiction”. Pero después cayó en el olvido hasta que en 2012, el relato volvió a despertar interés entre los lectores. Todo fue gracias al consagrado escritor Ian McEwan, que en su obra “Operación Dulce” hace mención de la novela:  “Durante aquella época, sólo logramos ponernos de acuerdo sobre una novela corta, de la que él tenía un borrador encuadernado: Swimmer in the Secret Sea, de William Kotzwinkle. Tom lo consideraba un libro de bella factura, a mí me parecía juicioso y triste” .

Ciertamente es un libro de bella factura, juicioso y triste. Un libro de lectura ineludible, tal como lo define la editorial Navona en su colección.





martes, 24 de marzo de 2015

Lluvia, Federico García Lorca

"La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje! "

Luvia, Federico García Lorca 





lunes, 23 de marzo de 2015

La primera novela que escribió Virginia Woolf cumple 100 años

Hace unos días, compramos en una librería de segunda mano "Fin de viaje", la primera novela que escribió Virginia Woolf. Precisamente este año 2015, esta obra cumple un siglo, así que no se nos ocurre mejor homenaje a esta magistral escritora inglesa que leer en los próximos días lo que fue el comienzo de una fructífera y muy interesante carrera literaria. 
La novela en cuestión empieza así:

"Son tan estrechas las calles que van del Strand al Embankment que no es conveniente que las parejas paseen por ellas cogidas del brazo. Haciéndolo, exponen a los empleadillos de tres al cuarto a meterse en los charcos, en su afán por adelantarles, o a recibir ellos un empujón u oír alguna frase, no siempre muy gramatical, de boca de las oficinistas en su apresurado camino.
En las calles de Londres, la belleza pasa desapercibida, pero la excentricidad paga un elevado tributo. Es preferible que la estatura, porte y físico sean normales, con tendencia a lo vulgar; y en cuanto a la indumentaria, conviene que no llame la atención bajo ningún concepto.
Una tarde otoñal, a la hora en que el tráfico empezaba a intensificarse, un hombre, que llamaba la atención por su elevada estatura, paseaba con una mujer prendida a su brazo. A su alrededor, y asaltándoles con airadas miradas, rebullían, como hormigas en su marcha incesante, una multitud de seres que parecían diminutos en comparación con la esbelta pareja.
Esos seres insignificantes, cargados con papeles, carpetas de documentos y
preocupaciones, correteaban pendientes de la obsesión de que su salario semanal dependía única y exclusivamente de su eficacia. Eso explica que miraran con poca benevolencia la excepcional estatura del señor Ambrose y la capa de su esposa, que se interponían en su febril actividad.
La pareja, en su abstracción, no reparaba en la poca simpatía que despertaba a su paso."





viernes, 20 de marzo de 2015

Doña Primavera

Doña Primavera
Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo…
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas…
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.
Gabriela Mistral








martes, 17 de marzo de 2015

La vida soñada de Rachel Waring

"La vida soñada de Rachel Waring" de Stephen Benatar es una de esas novelas que uno empieza a leer sin saber exactamente lo que va a encontrarse, o mejor dicho, empieza a leer creyendo que tiene entre sus manos una amable historia costumbrista típicamente británica y a medida que avanza la narración , descubre que no podía estar más equivocado...
Nos cuenta la editorial Impedimenta acerca de esta obra : "La vida soñada de Rachel Waring, vagamente inspirada en la película de Joseph L. Mankiewicz El fantasma y la señora Muir, quedó finalista del James Tait Memorial Prize y está considerada su obra más lograda, aunque en su primera edición, aparecida en el prestigioso sello The Bodley Head, vendió pocos ejemplares. En 2007 intentó que fuera reeditada, pero el proyecto fue rechazado por 36 editoriales, a pesar del elogioso prólogo de John Carey, en el que aseguraba que se trataba de una de las más importantes novelas de la narrativa británica de la última parte del XX. Stephen Benatar decidió autopublicarse la novela, hasta que un día, por casualidad, tras una presentación de un libro se topó con un hombre al que le pidió que leyese la obra. Se trataba de Edwin Franks, editor de The New York Review of Books. Franks declararía que se leyó la novela de un tirón y que se quedó en estado de shock. Tras esta edición, La vida soñada de Rachel Waring pasó a ser un clásico de culto."
Pues entendemos perfectamente al Sr. Franks, porque de tirón la hemos leído también y nos hemos quedado exactamente en el mismo estado que el editor de "The New York Review of Books": acabamos la lectura hace un par de días y en estado de shock seguimos...
Inquietante y turbulenta, lo que a simple vista podría parecer la agradable narración de las peripecias de una mujer de mediana edad que se traslada de Londres a Bristol para tomar posesión de una encantadora casa recibida en herencia , es en realidad una historia desconcertante, bajo la que fluye un terrorífico desenlace apenas barnizado por unas cuantas capas de un cierto humor, auténticamente inglés, y por las aparentemente inocentes peripecias de la protagonista que van tomando un rumbo inesperado a medida que avanza la narración.
Magistral nos ha parecido el trabajo del autor, no sólo por el estilo con el que se maneja, sino por saber dar una voz tan auténticamente femenina al personaje principal, que es también la narradora de la historia; y por haber sabido dar vida propia a este mismo personaje, que evoluciona, cambia y se transforma de un modo que parece totalmente ajeno a su propio autor. Rachel tiene tanta fuerza que da la sensación que actúa por cuenta propia, sin un escritor detrás que le marca el camino. Es como si el autor, una vez dado forma a su criatura, la deja ir y se limita a contemplar su destino.
Muy bien escrita, muy bien resuelta, esta novela engancha y succiona la atención del lector hasta el final...Y más allá, porque estamos plenamente convencidos, que "La vida soñada de Rachel Waring" permanecerá en nuestra memoria lectora durante mucho tiempo...



viernes, 13 de marzo de 2015

Un hijo

Desde que leímos (y disfrutamos) "El secreto de los Hoffman" (cuya reseña hicimos en su día en este mismo blog), no habíamos tenido ocasión de leer otra novela de Alejandro Palomas, hasta que ha llegado "Un hijo" a nuestras manos. Con su lectura, nos resarcimos de tener todavía pendiente la lectura de "Una madre", así que saltándonos una generación, hemos leído, mejor dicho, devorado, esta bella novela o cuento largo con aires de fábula, cuya surrealista y llamativa portada ya es todo un reclamo para cualquier lector.
Palomas se maneja a la perfección con distintos personajes que le sirven de variados narradores que van contando partes de la misma historia desde sus respectivos puntos de vista, dotando de dinamismo y agilidad a la narración.
Hay que reconocer que puede ser complicado contar una historia con un protagonista de tan solo 9 años, sin que resulte repelente, ñoño o simplemente, poco creíble. Palomas consigue dibujar un niño como tantos otros pero dotándolo de unas cualidades que lo hacen especial. Guille es un niño que habla y actúa como tal, pero desde su singularidad y desde su peculiar modo de ver y hacer las cosas, nos cautiva irremediablemente.
Hay momentos que intuimos el secreto que esconde la historia, que rozamos el misterio que encierra el argumento y presentimos el desenlace sin demasiado riesgo a equivocarnos, pero no obstante seguimos leyendo, totalmente enganchados a las peripecias de este niño de especial sensibilidad para ver y expresar la vida, de su taciturno y desorientado padre y de la perspicaz y esforzada orientadora escolar que va tirando del hilo para desenmarañar la madeja que bulle en el interior de Guille.
Una lectura agradable, sensible, que no sentimental; unas pinceladas en defensa de la tolerancia, de la igualdad y la no discriminación por sexo o religión; un alegato a la fuerza de la esperanza, a la serenidad de la aceptación de lo inevitable, a la intuición y la inteligencia de los niños para desenvolverse y manejarse en el mundo adulto.
Confesamos que una vez empezada la novela, recién salida del horno editorial, la hemos leído de tirón, hasta el final y que al acabar, nos hemos dado cuenta que nos ha quedado una sonrisa en los labios, una lagrimilla contenida en los ojos y que sin darnos cuenta estamos cantando en un susurro "Supercalifragilísticoespialidoso"...





miércoles, 4 de marzo de 2015

“-…Al Haberman era un gran lector. No tenía estudios pero le encantaba leer. Su autor favorito era Sir Walter Scott. Y Sir Walter Scott, en uno de sus libros clásicos, hace discutir a un guantero y a un zapatero sobre cuál de los dos es el mejor artesano, y el guantero sale vencedor. ¿Sabes qué le dice? “Todo lo que haces- le dice al zapatero- es un mitón para el pie. No tienes que articular alrededor de cada dedo”. Pero Sir Walter Scott era hijo de un guantero, por lo que es lógico que saliera vencedor. ¿No sabías que Sir Walter Scott era hijo de un guantero? ¿Sabéis quién más lo era, aparte de Sir Walter y mis dos hijos? William Shakespeare. Su padre era un guantero que no sabía leer ni escribir su propio nombre. ¿Sabes lo que Romeo le dice a Julieta cuando ella está en el balcón? Todo el mundo sabe eso de “Romeo, Romeo, ¿Dónde estás Romeo?...”, eso es lo que ella dice. ¿Pero qué dice Romeo? Empecé a trabajar en una curtiduría a los 13 años, pero puedo responder por vosotros gracias a mi amigo Al Haberman, quien desgraciadamente ha muerto. Tenía setenta y tres años, salió de casa, resbaló en el hielo y se rompió el cuello. Terrible. Pero él me lo dijo. Romeo dice: “¿Ves cómo apoya la mejilla en la mano? Ojalá fuese yo el guante que cubre su mano para poder tocarle la mejilla”. Shakespeare, el autor más famoso de todos los tiempos.”


Pastoral Americana, Philip Roth