“El Nadador en el Mar Secreto”, publicada por Navona Editorial , es una breve pero intensa
novela de William Kotzwinkle, escrita tras la muerte de su primer hijo. Casi
sin tener tiempo de asumir su paternidad, el recién nacido muere minutos
después de nacer, y su padre, contenido pero, lógicamente, destrozado ante la
muerte del pequeño, asume su muerte, fabrica con sus propias manos una caja de
madera y lo entierra en plena naturaleza.
Esta novela nos describe dos procesos: el externo, de ver
morir y enterrar a un hijo que no ha vivido más que unos breves instantes, y el
interno, de aceptar, asumir y asimilar tan desgarradora pérdida, con una
entereza encomiable.
Posiblemente, la contención del texto sea debida a que el
narrador es el padre. Cuesta imaginar la misma experiencia contada por la
propia madre. El padre sufre, se rompe, pero posiblemente el mismo
distanciamiento físico que supone no pasar un embarazo y un parto en su propia
piel, le facilita (si puede decirse así), tener la entereza suficiente para
afrontar y superar la pérdida. Pérdida que más que superar, asimilará a su
propia vida para siempre.
El texto supura tristeza y dolor en cada línea, pero la
transcripción de tan terrible drama es comedida y no se permite caer en la
lágrima fácil. Es un texto breve que fluye suave pero profundo, con un perfecto
equilibrio entre el dolor y la aceptación de lo inevitable.
Cuando Kotzwinkle lo publicó, en 1975 obtuvo un notable
éxito y llegó a ganar incluso premios literarios como el “National Magazine Award Fiction”. Pero
después cayó en el olvido hasta que en 2012, el relato volvió a despertar
interés entre los lectores. Todo fue gracias al consagrado escritor Ian McEwan,
que en su obra “Operación Dulce” hace mención de la novela: “Durante aquella época, sólo
logramos ponernos de acuerdo sobre una novela corta, de la que él tenía un
borrador encuadernado: Swimmer in the Secret Sea, de William Kotzwinkle. Tom lo
consideraba un libro de bella factura, a mí me parecía juicioso y triste” .
Ciertamente es un libro de bella factura, juicioso y triste. Un libro de lectura ineludible, tal como lo define la editorial Navona en su colección.
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