martes, 30 de abril de 2019

"La vicevida", Valerio Magrelli

“Trenes de ida y vuelta, una mañana de invierno. A las ocho, llega un tren rebosante de suspiros. Bajan, y dejan un compartimento cálido, nutrido de aliento. Parece el interior de una balsa de playa, llena de hálito humano. Ellos se preparan, nosotros los sustituímos, en un triste comercio de respiros.” 
Cuando uno viaja en tren, a menudo suele quedarse ensimismado en sus propios pensamientos, mirando el paisaje a través de la ventana y adormilándose con el traqueteo suave y constante del coloso avanzando por las vías. Entre origen y destino podemos desconectar de la realidad y sumirnos en un trance suspendido en el tiempo. Es lo que Valerio Magrelli entiende por “La vicevida” y es en “trenes y viajes en tren” dónde la mirada viajera y el pensamiento divagador se convierten en literatura.

En este delicioso volumen publicado por Kriller71 Ediciones​ , viajaremos con Magrelli en tren siendo jóvenes, sin importarnos demasiado cómo ni a dónde vamos. A veces, con el miedo a equivocarnos de destino y perdernos. Sintiendo el mismo vértigo que al subir a una atracción. Nos deslizaremos suavemente con el tren bala japonés y esquivaremos las huidizas ratas del metro en Londres. Veremos nuestro rostro cansado reflejado en la ventanilla y confundiremos sueño y realidad al despertar de una pesadilla en un coche-cama viajando por Sicilia. 

Os invito a ser testigos del transcurrir inexorable de la vida y el pensamiento del autor a través de su prosa delicada y su estilo poético en los microrrelatos, cuentos, poemas y crónicas que componen este libro. El viaje vale mucho la pena. 
“Trenes, en fin, como espermatozoides, criaturas caudadas que corren hacia la fecundación, para desparramar sus semillas por el mundo”



Fotografía de Boulevard literario   



"La mujer pulpo", Atsushi Nakashima

Aun cuando este volumen, recientemente publicado por Hermida Editores​, se titula “La mujer pulpo. Cuentos del mar del Sur”, más que cuentos yo diría que son estampas, pequeñas crónicas y textos, pasados por el cedazo del tratamiento literario, que describen el folklore, el mito, las leyendas, los ritos y costumbres de los pueblos que el escritor japonés Atsushi Nakajima fue conociendo a través de sus viajes por Palaos, un país conformado por más de trescientas pequeñas islas volcánicas en el mar de Filipinas. 

El compendio de escenas cotidianas, encuentros fugaces con los isleños y recuperación de costumbres ancestrales convierten este libro de relatos en un volumen especialmente valioso e interesante para amantes de la antropología y las culturas primitivas de los mares del Sur y a los aficionados a los viajes. 

La prosa de Nakashima es eminentemente descriptiva y hace especial hincapié en los exuberantes paisajes isleños, el mar, la flora y la fauna, además de las costumbres locales de los habitantes que va descubriendo en su estancia en la Micronesia, plasmando además experiencias autobiográficas que añaden un importante valor documental acerca del propio autor, cuya muerte precoz quizá fuera la causante de que su obra no haya sido tan conocida como la de otros autores japoneses contemporáneos.
Este libro, impecablemente editado por Hermida editores es la oportunidad para descubrir a Nakashima. Os lo recomiendo.




Fotografía de Boulevard literario   



"Diálogos con Leucó", Cesare Pavese

En 1954, Alberto Moravia escribía en un artículo acerca de Cesare Pavese y su obra: “Pavese se autodefinía clásico rústico; en realidad, era un decadente provinciano. Probablemente, Melville, a quien Pavese tanto admiraba, hubiera dado de sí una definición ingenuamente moral y literaria, opuesta a la de Pavese, tan culta y tan crítica. Pero Melville creó el mito de la ballena blanca precisamente porque no estaba en su intención inventarlo. Pavese persiguió toda su vida el mito, con la intención de alcanzarlo, y no lo logró.”
El mismo Moravia afirmaba, no recuerdo dónde, que mientras Hemingway es recordado como un escritor que acabo suicidándose, Pavese fue más famoso por su suicidio que por su producción literaria.

Sean ciertas o discutibles las apreciaciones de Moravia, la verdad es que Cesare Pavese fue un magnífico autor, adscrito al realismo narrativo pero que quiso ser especialmente recordado por su obra más filosófica y hermética, los “Diálogos con Leucó”, su testamento literario y testigo silencioso de su muerte, su obra preferida en cuya primera página dejó escrita a mano la nota: “Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿Vale? No chismorreen demasiado”.

Con el profundo respeto que inspira una obra que representó tanto para su propio autor, enfrentarse a la lectura de “Diálogos con Leucó” que ahora ha publicado Altamarea Ediciones​ (en una completa edición con Notas al texto muy de agradecer), es además todo un reto intelectual para el lector medio. Hay que ir despacio, avanzar sin prisas y con atención entre los veintisiete diálogos entre héroes y mitos de la Antigüedad, para desentrañar el sentido de sus conversaciones. En ellas se habla de lo humano y lo divino, de grandes dudas existenciales y filosóficas no siempre fáciles de entender y asimilar. Diálogos sobre la vida, la muerte, la juventud y la vejez llenos de simbolismos que son vehículo y pretexto, a través de los mitos, para dar voz al propio pensamiento de Pavese. 
Os garantizo que el esfuerzo para desentrañar el texto, vale la pena.



Fotografía de Boulevard literario    


"El mundo en que viví", Ilse Losa

La pequeña Rose desea fervientemente la Muñeca-Más-Linda-del-Mundo que su austera abuela nunca le comprará, sueña con mundos exóticos y lejanos a través de las verdes babuchas que su tío Franz le trae tras su paso por la guerra, ama la única rosa roja que crece en el alféizar de su ventana y con la que imagina viajar a Nueva York y mientras, en el estanque del jardín, nada y se esconde la bella ninfa Raquel.

Es ésta una primera infancia al abrigo de los cedros junto a la sinagoga, bajo la tutela de una abuela severa y del abrazo cariñoso de un abuelo protector. Rose crece feliz, ajena a la Gran Guerra que acaba dejando tras de si tantos muertos, hasta que su padre viene a buscarla. Empieza así, una nueva vida junto a él, junto a su madre y hermanos, en otro pueblo donde crecerá y descubrirá la realidad de la vida. Tan dura, tan injusta.

“El mundo en que viví” de Ilse Losa, publicado por Hércules de Ediciones​ es ya un clásico de la literatura portuguesa, país en el que la autora alemana de origen judío buscó refugió huyendo del nazismo. Y no es de extrañar que se haya convertido en un clásico porque lo que cuenta y cómo lo cuenta es una lectura deliciosa, recomendable para lectores de todas las edades.

Es éste el mundo de entreguerras, con el  triunfo del nazismo empezando a desplegar su terror ,  visto a través de los ingenuos pero inteligentes ojos de una niña que despierta a la vida y trata de entenderla. El despertar a la adolescencia con todo lo que ello comporta, buenos y malos descubrimientos, añoranzas, pérdidas de los seres queridos, recuerdos inolvidables y una realidad que empieza a mostrar los primeros síntomas de la amenaza del racismo y el rechazo hacia los judíos. 

Con un estilo equilibrado, templado pero siempre al filo de la emoción, con mucho sentimiento pero sin caer en sensiblerías; con una prosa que avanza a golpes de pincel, limpia, rápida, ligera, Losa describe paisajes inolvidables, gentes que forman parte de la vida de Rose y de los que nos apuntará sus tristes destinos. Sin recrearse en el drama, sin grandes exclamaciones, porque es con la serenidad y con la contención al hablar de tragedia, con lo que se consigue llegar a lo más hondo del corazón. La novela termina a las puertas de ese capítulo de la historia que no debería haberse escrito jamás. Ilse Losa logró burlar su destino. ¿Y Rose?... Leed esta preciosa historia y compartidla, jóvenes y mayores, porque es una lectura recomendable y necesaria para todos. 



Fotografía de Boulevard literario     


lunes, 29 de abril de 2019

"Las Heteras en la Antigua Grecia", Catalina Aparicio Villalonga

Mientras en la Antigua Grecia, políticos, filósofos, poetas e historiadores ocupan los espacios públicos, estudian, debaten, escriben, mandan y gobiernan, y, en tiempos de guerra, luchan y conquistan, las mujeres ¿dónde están?, ¿qué sabemos de ellas si atendemos a los textos que han llegado hasta nuestros días? Por lo que cuenta la literatura helénica y textos posteriores en los que Catalina Aparicio Vilallonga ha basado este interesante ensayo titulado “Las heteras en la Antigua Grecia”, publicado por Ménades Editorial​ ,el espacio destinado a la mujer hace más de 2500 años en la sociedad helénica era el hogar, su ocupación debían ser las tareas domésticas y su mayor virtud, el silencio.

De los textos clásicos (poemas homéricos, tragedias, comedias...) de los más variados y reputados autores, la mujer siempre suele ser retratada desde una profunda misoginia. Es un ser débil, que seduce y corrompe al hombre. Necesaria como esposa para procrear hijos legítimos, necesaria como concubina para satisfacer el placer masculino. Y poco más...salvo alguna muy afortunada excepción, a la mujer se le niega cualquier tipo de formación intelectual y se la reduce, por lo que al menos en Atenas se refiere, a una ciudadana de segunda a disposición del hombre. Pero hubo algunas excepciones entre las féminas griegas y fueron las “heteras”, malentendidas históricamente como prostitutas pero en realidad, mujeres independientes, inteligentes, cultas y bellas que tomaron con firmeza las riendas de sus vidas y dispusieron tanto de su cerebro como de su cuerpo como mejor les pareció hacerlo. En este libro conoceremos -y admiraremos- a las heteras más famosas de la Antigua Grecia: Friné, Gnatena, Laide, Aspasia...y otras féminas que aspiraron a algo diferente que el matrimonio y la vida doméstica. Por desgracia, ellas fueron una minoría; por desgracia, en la actualidad, la mujer sigue teniendo en según qué culturas y sociedades, una consideración similar a la que tenía en la antigüedad griega. 

Hemos avanzado mucho por conseguir los mismos derechos que los hombres pero aun falta mucho camino por recorrer...quizá las independientes y fascinantes heteras puedan servirnos de inspiración.



Fotografías de Boulevard literario      


"Ocho cuentos góticos"

Atención lectores cinéfilos y cinéfilos lectores. Si sois de unos u otros y además os gusta el género gótico, donde el suspense y el misterio se funden con lo terrorífico e inexplicable, ya sea evidente o bien insinuado, estáis de enhorabuena. “Ocho cuentos góticos”(Entre el papel y la pantalla) publicado por editorialsietepisos es sin duda vuestro libro. 

Tanto por su cuidada edición, como por la selección de los ocho relatos que reúne autores tan interesantes como diferentes, algunos muy conocidos (Poe, Irving,Bierce...) otros quizá no tanto (Hearn, M.R James, Connell...) pero todos, indiscutiblemente magníficos; como por la traducción y comentarios a cargo de Sara Martín Alegre, este libro es una pequeña maravilla para disfrutar y, si es posible, complementar con el visionado de las diferentes adaptaciones cinematográficas que se han hecho de cada relato y sobre las que Martín Alegre nos da una detallada y rigurosa crítica

Hay cuentos y películas tan famosos como “La leyenda de Sleepy Hollow”, “La caída de la Casa Usher”o “Espuelas”(“Freaks”) y otros menos famosos pero igualmente sugerentes y con curiosas versiones para el cine que, como puede comprobarse, suele buscar la inspiración en el motivo o esencia del relato para plasmarlo en películas que a veces acaban por desmarcarse del cuento original, como es el caso de “El arte de echar las runas” que inspiró a Jacques Tourneau en 1957 “La noche del demonio”, que aun siendo un producto interesante, se aleja bastante del cuento original.

Otros relatos son el origen para desarrollar una historia más compleja, como es el caso de “Sleepy Hollow” , como no podía ser de otra manera con la desbordante y delirante imaginación de Tim Burton y también hay películas, normalmente, cortometrajes que siguen el texto con mayor fidelidad como el cuento de Ambrose Bierce y el corto de Enrico.

Insisto, si podéis leer cada relato y la interesante información que se da de cada uno de ellos y acompañarlo del correspondiente visionado de su adaptación para la gran pantalla (podéis encontrar, además de DVD, algun título en youtube, entero o fragmentos) os garantizo que duplicaréis el placer que ya de por si os deparará este libro. 



Fotografía de Boulevard literario    








"Al final uno también muere", Roberto Valencia

"Esto es morirse: que alguien te succione el alma desde dentro y que la tensión arterial se desplome mientras tiritas. Es como una electricidad invertida, quieres averiguar qué separa un lado del otro, el derecho del izquierdo pero no tienes tiempo para girarte y en uno de esos infartos me mordí la lengua, lo veo, desperté con una llaga, lo veo también, y en otro me morí tratando de adivinar qué es lo que le ocurre a las gotas de saliva que permanecen dentro de la boca, lo veo, y hay veces que los ojos permanecen abiertos, lo sé porque, no sé por qué lo sé pero no paro de temblar, lo veo, y tiemblo, veo o siento cada uno de los mil, dos, tres mil infartos anteriores, que configuran como una carretera que alguien ha asfaltado y que se me impone, es la condición imprescindible para que yo llegue hasta aquí, hasta la última muerte que está a punto de, cómo podría decirlo, de consolidarse."

Novela extraña. Muy extraña. Quizá lo más original y diferente que he leído en mucho tiempo. Una novela obsesiva que gira y da vueltas entorno a un tema central a partir del que se tejen, entretejen, se enredan y se anudan, acontecimientos y reflexiones que van desde lo más trascendental a lo más absurdo.
“Al final uno también muere” de Roberto Valencia, publicada por La Navaja Suiza Editores es la historia de los miembros de una familia que mueren y vuelven a la vida una y otra vez. Estirpe que arranca con un abuelo de origen lituano que emigra para Buenos Aires donde vivirá su descendencia: padre, madre y dos hijos, uno de los cuales, Kleizha será el personaje central de este monumental embrollo de infartos sin fín que dan pie al autor para reflexionar sobre la vida y la muerte, el recuerdo y el olvido, a través de un esforzado intento de reconstrucción autobiográfica.

No recomendaría esta novela a todo el mundo, pero sí a todo aquel que busque una propuesta original, diferente, innovadora, en la que el drama se mezcla con la ironía en una trama compleja pero muy bien desarrollada que, eso sí, requiere una lectura atenta y concentrada para no perderse entre saltos argumentales y divagaciones. Todo un reto para lectores valientes y poco convencionales.


Fotografía de Boulevard literario

"5", Sergio Chejfec

A veces, en literatura, como en la vida, es necesario dejarse llevar, no crearse expectativas previas si no simplemente, entrar en el texto y paso a paso, ir hacia adelante intentando escuchar, ver y disfrutar la voz del narrador.

“No es tanto lo que nos cuenta el autor -me comentaba hace poco un gran amigo y aun, mejor lector-, sino cómo lo cuenta. Ese algo que nos atrapa y nos empuja a seguir le
yendo aun sin saber exactamente hacia donde vamos”. Por pura casualidad, unos días después de compartir café y charla con mi amigo, llegó a mis manos “5” de Sergio Chejfec publicado por Jekyll&Jill, y cuando empecé a leerlo supe que era uno de esos textos tan extraños como seductores que reclaman una lectura diferente, abierta, entregada y audaz. Una lectura donde lo principal es el cómo y no el qué...que también.

“5”
despista y a la vez, seduce. Es una narración fragmentaria que mezcla escenarios, tiempos, historias y personajes de manera, en apariencia, confusa, confusión buscada quizá a propósito o quizá de manera casual. Tal vez sea así para el espectador porque desconoce la estructura mental que rige al narrador. Compartimos ambos, autor y lector, el mismo código, pero como receptores que somos los lectores hemos de hacer un esfuerzo por descifrar el mensaje, no tanto por su contenido como por su intencionalidad.
“5” está formado por 2 partes, la primera con este mismo título y la segunda, llamada “Nota”, un texto más extenso que sirve de complemento, explicación y reflexión del texto anterior. Diferenciadas sutilmente ambas partes por el color del papel, “Nota” es más extensa y aúna al argumento, teoría sobre la escritura y el papel del escritor según Chejfec.

Por su complejidad, yo no me atrevería a decir que “5” es una obra para todo tipo de público lector, pero sí para todos aquellos que quieran explorar una ficción y una metaficción novedosa y diferente dentro de la literatura contemporánea.





Fotografía de Boulevard literario








lunes, 8 de abril de 2019

"El duende del jardín y otros cuentos", Willa Cather

Aunque quizá en su país de origen sea sobradamente conocida, y haya pasado ya a la historia de la literatura norteamericana como una de sus grandes clásicos,  lo cierto es que Willa Cather no es una autora demasiado leída en nuestros lares. Me sorprende y me entristece pues su obra merecería mayor difusión y lectura de la que parece tener hoy en día. 

Nacida en 1873 en Virginia, en el seno de una familia originaria irlandesa, una Cather de nueve años y los suyos se trasladaron a vivir a Nebraska, esa tierra áspera, salvaje, dura y bella que será el escenario de gran parte de sus novelas y relatos. Es la época de los pioneros que llegan, especialmente del Norte de Europa, para trabajar la tierra y colonizarla. Y es la época y los personajes que años más tarde cobrarán vida a través de la escritura de Willa.

Buscando fotografías suyas por Internet , hay algo que me ha llamado mucho la atención y que he observado ya en las imágenes que se conservan de cuando era niña. Desde la más tierna infancia, Cather tiene una mirada muy despierta, un brillo especial en los ojos que rebela posiblemente, un carácter sensible pero decidido. Su biografía corrobora esa mirada intensa y algo burlona. Willa se cortó el cabello, se encasquetó un sombrero y unos pantalones para ingresar en la Universidad de Nebraska presentándose como William Cather. En dicha Universidad estudió y conoció al primer amor de su vida, la atleta Louise Pound. Después de graduarse en 1895 se instaló en Pittsburg donde trabajó como periodista y después como profesora de latín y griego. Pero la verdadera vocación de Cather era la escritura por lo que, tras un viaje por Francia, volvió a los EEUU, instalándose en Nueva York con Edith Lewis, la que sería su compañera el resto de su vida.

Esta breve semblanza biográfica confirma pues, esa impresión que me transmite Willa Cather como persona, una mujer discreta pero consecuente que vivió su vida como mejor le pareció vivirla y que desplegó se enorme sensibilidad y talento en la creación literaria. Fue prolífica y cultivó diversos géneros, tanto escribió novelas como "Mi Antonia"(1918), "Uno de los nuestros"(1922, Premio Pulitzer), "Una dama extraviada" (1923), "Mi enemigo mortal"(1926)…; ensayos, como "El arte de la ficción", y también cuentos, escritos desde 1905 hasta los años 40 y que son el género que aquí nos interesa a raíz de esta estupenda selección titulada "El duende del jardín y otros cuentos" que ha publicado Ménades editorial con la admirable intención, como apuntan sus editoras en su página web, de devolver, en este caso a Willa pero también a otras muchas escritoras olvidadas, el lugar que les corresponde en la historia de la literatura.

Willa Cather es una figura singular en la literatura norteamericana porque, aun siendo contemporánea de autores como Sherwood Anderson, Jack London o Sinclair Lewis, su obra hace de puente entre ellos y los autores de la llamada "generación perdida". Recoge características estilísticas y temáticas de todos ellos, aderezándolas además con la influencia de Henry James y de Edith Wharton. El mérito de Cather sin duda fue el de asimilar todo este bagaje literario y conseguir una voz propia, un estilo personal que además evolucionó notablemente con el tiempo. Dotada de un estilo depurado y poderoso, Cather se prodiga en las descripciones tanto de ambientes como de personajes, mostrando en el retrato de estos últimos una destreza especial por evitar tópicos y buscar imágenes originales y poco usuales. 
Cather narra en sus historias la vida de los pioneros norteamericanos, originarios de Europa que se asentaron en las inhóspitas tierras vírgenes de La Divisoria a principios del siglo XX pero aprovecha no solo para contarnos aspectos de su forma de vida, penas y trabajos, sino que incide especialmente en las relaciones humanas, personales, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amantes, dando protagonismo especial, a las mujeres pero, y es algo que me ha parecido especialmente meritorio, dando voz también a los personajes masculinos demostrando un gran conocimiento y una gran comprensión de la sensibilidad que es propia de cada sexo. Cather resulta tan creíble cuando da voz a un personaje masculino como a una mujer y resulta elegantemente ecuánime poniendo de manifiesto fortalezas y debilidades tanto de unos como de otras.

En los relatos de Cather no suceden grandes acontecimientos ni hay héroes protagonistas. Son historias que se estructuran a partir de una anécdota o de una situación cotidiana pero que cobran fuerza y dimensión por la manera que son planteadas. Por citar algún ejemplo, en "El funeral del escultor", el velatorio de un artista en su pueblo de origen, pone de manifiesto, tras un desarrollo de la historia que va "in crescendo", la mezquindad y bajeza de los que se consideran buenos vecinos y la nobleza de otros; "Una muerte en el desierto" analiza y desmonta con minuciosa cirugía los sentimientos de rivalidad de un hermano hacia otro y los efectos de la pasión y el amor, ligados a la música (por cierto, una de las grandes aficiones de Cather como puede también verse en el precioso y conmovedor cuento "Un concierto de Wagner") La infancia, entre inocente y maliciosa, queda retratada de manera sublime en "El peñasco encantado", donde inevitablemente uno se acuerda de los pillastres salidos de la pluma de Mark Twain. Y puestos a hacer asociaciones, leyendo ese agridulce y crítico "Flavia y sus artistas" no he podido evitar pensar en "Flora y los artistas" de Stella Gibbons, aunque desconozco si la inglesa conocía la obra de Cather.
Aunque no hay uno solo de los relatos que no merezca la pena ser leído y destacado, quiero hacer mención especial al que cierra este volumen, "El caso de Paul. Un estudio del temperamento". Por lo que he averiguado, este relato fue escrito en 1905 y está basado en un hecho real que ella vivió cuando daba clases en Pittsburg. Es el retrato de un muchacho que anhelaba salir de su aburrida y convencional vida cotidiana y creía que todo era posible con dinero...El desenlace y la lección a extraer de esta historia no puede resultar más dramática y pone en evidencia, que no solo el talento de Cather sigue plenamente vigente hoy en día si no también las historias y el mensaje de sus cuentos.  



Fotografía de Boulevard literario    





jueves, 4 de abril de 2019

"Dónde vivir", Carole Zalberg

Hace un par de años leí una novela preciosa de una autora que no conocía. El libro era "Jacob, Jacob" de la escritora francesa Valérie Zenatti, publicada por Armaenia editorial, que cuenta la historia de un muchacho judío en la Argelia colonial de los años 40, reclutado como soldado para liberar a Francia. Recuerdo esta novela como una narración delicada, sentida y a la vez potente y desgarradora. Una historia muy humana, profundamente conmovedora de aquellas que solo pueden ser escritas por alguien que ha vivido directamente los hechos que cuenta o como mínimo, le han sido contados de primera mano por alguien que sí ha pasado por circunstancias iguales o parecidas. Al terminar de leer el libro y mirar una vez más la fotografía de su portada, todo cobró pleno sentido...Me llevé a "Jacob, Jacob" en el corazón y tomé nota de Valérie Zenatti por si algún día volvía a tener la oportunidad de leer otra obra suya.


Pero mientras sigo esperando la ocasión, he descubierto, también gracias al impecable ojo editorial de Armaenia, otra autora de origen francés como Zenatti, Carole Zalberg, cuya novela "Dónde vivir", me ha deparado también una gran lectura. Intuyo que comparte con Zenatti orígenes judíos y que en su novela hay mucho de autobiográfico, ya sea biografía propia, familiar o de amigos cercanos. 


Varias voces y testimonios de una misma familia judía confluyen y se alternan en esta historia que transcurre entre 1949, con el testimonio de Saba y Sabta que a raíz de la Segunda Guerra Mundial se ven obligados a huir de Polonia para instalarse en París donde nacerán sus hijas, hasta nuestros días en los que los nietos tomarán la palabra explicando su vida, su presente y su futuro. Y entre ambas generaciones, el relevo intermedio de los padres, unos en París, más ajenos al sueño de la consecución de un nuevo Estado judío, y los otros, en Israel, dedicados por completo a dicho proyecto, integrados totalmente en su comunidad y trabajando en un kibutz.


Cada personaje da una visión distinta de la vida y la identidad judías. La narración se abre así como un caleidoscopio donde la realidad va cambiando con la edad y las circunstancias de cada uno pero siempre sin perder de vista la identidad propia y los orígenes como marca condicionante de presente y futuro. La última voz que escuchamos es la de Marie, la más joven de la familia y en ella se resume, posiblemente, el sentir común de todos y también de la propia autora: "Y te contaré, Anna, mi madre, que tu hermana y tú nunca estuvisteis separadas, que todos nosotros, finalmente, en nuestras balsas empujadas por la corriente, vivimos los choques, las desgracias y las bellezas de una única y misma vida, arraigada en la pérdida y que tiende hacia la calma." 



Fotografía de Boulevard literario