"Cuando murió Joyce, pocas semanas antes que ella (Virginia Woolf) se suicidara, anota en el Diario (enero 1941):
Me acuerdo de Mrs Weaver, con guantes de lana, trayendo ‘Ulises’ copiado a máquina a nuestra mesa de té de Hogarth House. ¿Dedicaríamos nuestras vidas a imprimirlo? Las indecentes páginas tenían un aire incongruente: ella era muy solterona, abotonada hasta arriba. Y las páginas rezumaban indecencia. Lo metí en un cajón. Un día vino Katherine Mansfield y lo saqué. Ella empezó a leer, ridiculizándolo; luego, de repente, dijo: Pero aquí hay algo: una escena que supongo que habría de figurar en la historia de la literatura... Luego recuerdo a Tom (T. S. Eliot) diciendo –se publicó entonces- ¿Cómo podía volver a escribir nadie después del inmenso prodigio del último capítulo? Por primera vez, que supiera yo, estaba arrebatado, entusiástico. Compré el libro azul y lo leí aquí un verano, creo, con espasmos de maravilla, de descubrimiento, y luego también con largos trechos de intenso aburrimiento... "
Del Prólogo de José María Valverde a la edición de "Ulises" de James Joyce, publicada por Random House Mondadori
Imagen: "Virginia Woolf smoking", London 1939. Retrato de Giséle Freund
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