martes, 14 de abril de 2015

"El libro es un bien artificioso y sofisticado, más inevitable que imprescindible. La destrucción de los libros, uno de los viejos vicios de la humanidad, no acaba con la existencia de su especie, y quizá la triste imposición de la lectura haya causado más bajas entre los lectores que el deseo de su erradicación como costumbre perniciosa. El libro transporta conocimientos del mismo modo que transporta sentimientos. Como un ADN externo al cuerpo del hombre, se renueva, pero sin dejar de arrastrar entre las páginas de cada ejemplar el inevitable peso de la cultura humana, de lo que somos y de nuestro devenir, virtudes y defectos incluidos. El libro es un juguete sagrado que, como todos los juegos, simboliza la vida (la simboliza, no puede sustituirla). Depara a los lectores, en paralelo a ella, cualquiera de los sentimientos o conocimientos que la vida nos ofrece, da igual que los consideremos positivos o negativos, verdaderos o falsos. Y entre esos sentimientos está también el más enigmático de todos: el amor.

La vida es así. Al fondo, no lo olviden, sonríe la muerte". 

Fragmento de "El mito de los libros", de Javier Azpeitia, en "Libro de libros", 451 Editores 






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