miércoles, 15 de noviembre de 2017

"Jacob, Jacob" , Valérie Zenatti

Hay algo tan íntimo, tan visceral, tan sentido en la escritura de Valérie Zenatti que nos hace pensar, a medida que vamos leyendo "Jacob, Jacob", recién publicada por Armaenia Editorial, que la historia le es a su autora muy cercana. Quizá se la haya contado alguien, quizá los personajes que cobran vida en las páginas de esta obra fueron antepasados suyos, porque si no es así ¿de dónde sale ese sentimiento tan cercano de empatía, esa capacidad tan tremenda de dotar de vida plena a unos personajes supuestamente ficticios?, ¿cómo puede alguien contar una historia como la que nos cuenta Zenatti sin que corra por sus venas la sangre de todos esos hombres y mujeres que viven, luchan, padecen y mueren arrastrados por las circunstancias históricas del tiempo que les tocó vivir?

"Jacob es un muchacho judío, dulce y alegre, en la Argelia colonial francesa de los años cuarenta. Culto y sensible en un mundo de hombres duros, coléricos e ignorantes, es reclutado en junio de 1944 para liberar a Francia. Los suyos lo ignoran todo de la guerra en la que va a participar. Esa gente modesta, pobre y tosca aguarda con impaciencia el regreso de su hijo pródigo, su orgullo, un valiente y un héroe. Pero también ignoran que pronto los acontecimientos históricos se precipitarán, provocando el destierro de toda la familia."

"Jacob, Jacob" es una narración tan sentida y delicada, y a la vez, tan potente y desgarradora que solo puede brotar de una genética compartida entre la escritora y los protagonistas de la historia, combinada con un espléndido talento literario capaz de transformar la vida misma en pura literatura. 

Tenemos entre manos una historia de esas que no se olvidan, de esas que te mantienen literalmente pegado al sillón de lectura mientras te hacen viajar en el tiempo y el espacio, concretamente, en este caso, a la Argelia colonial de los años 40. El texto te hace vibrar, te hace vivir con los protagonistas sus aventuras, te hace sentir sus miedos, su dolor. Es una lectura que en algún pasaje te oprime de rabia y pena la garganta, que te empaña los ojos de tristeza, que te hace vibrar con el entusiasmo adolescente y te hace sufrir con los temores maternales. Leyendo la novela puedes oler los aromas, ver los colores, sentir las emociones de una tierra lejana y exótica por la que sentiremos la terrible ambivalencia de querer estar y querer huir de ella. Porque mientras dure la lectura, sufriremos pero a la vez disfrutaremos con intensidad de un torrente de imágenes y sensaciones que no dan tregua.

Leer teniendo el alma en vilo, el corazón atenazado en un puño mientras la historia avanza tan soberbiamente narrada que somos capaces de hacer de la lectura una representación cinematográfica en la mente. Es fácil visualizar todo lo que nos cuenta Zenatti en su novela. Es fácil visualizar y conocer a sus protagonistas, ponernos en su piel. Sufrir el dolor de una vieja madre a la que la guerra le arrebata un hijo o el de otra joven madre que pierde un bebé por enfermedad; el dolor de una muchacha que no llegará nunca a ser amada por aquel al que siempre ha amado en secreto, esperando; el miedo de la juventud enfrentada a los horrores del campo de batalla, pero también sentir el deseo, el amor, la amistad, la esperanza...

No es la primera vez, ni será posiblemente la última que leeremos sobre personajes y acontecimientos parecidos, pero Zenatti ha sabido convertir su narración en una pieza de tan pura, trabajada y exquisita literatura que ha conseguido un merecido lugar en nuestra biblioteca personal... y en nuestro corazón. 




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