martes, 30 de abril de 2019

"La vicevida", Valerio Magrelli

“Trenes de ida y vuelta, una mañana de invierno. A las ocho, llega un tren rebosante de suspiros. Bajan, y dejan un compartimento cálido, nutrido de aliento. Parece el interior de una balsa de playa, llena de hálito humano. Ellos se preparan, nosotros los sustituímos, en un triste comercio de respiros.” 
Cuando uno viaja en tren, a menudo suele quedarse ensimismado en sus propios pensamientos, mirando el paisaje a través de la ventana y adormilándose con el traqueteo suave y constante del coloso avanzando por las vías. Entre origen y destino podemos desconectar de la realidad y sumirnos en un trance suspendido en el tiempo. Es lo que Valerio Magrelli entiende por “La vicevida” y es en “trenes y viajes en tren” dónde la mirada viajera y el pensamiento divagador se convierten en literatura.

En este delicioso volumen publicado por Kriller71 Ediciones​ , viajaremos con Magrelli en tren siendo jóvenes, sin importarnos demasiado cómo ni a dónde vamos. A veces, con el miedo a equivocarnos de destino y perdernos. Sintiendo el mismo vértigo que al subir a una atracción. Nos deslizaremos suavemente con el tren bala japonés y esquivaremos las huidizas ratas del metro en Londres. Veremos nuestro rostro cansado reflejado en la ventanilla y confundiremos sueño y realidad al despertar de una pesadilla en un coche-cama viajando por Sicilia. 

Os invito a ser testigos del transcurrir inexorable de la vida y el pensamiento del autor a través de su prosa delicada y su estilo poético en los microrrelatos, cuentos, poemas y crónicas que componen este libro. El viaje vale mucho la pena. 
“Trenes, en fin, como espermatozoides, criaturas caudadas que corren hacia la fecundación, para desparramar sus semillas por el mundo”



Fotografía de Boulevard literario   



"La mujer pulpo", Atsushi Nakashima

Aun cuando este volumen, recientemente publicado por Hermida Editores​, se titula “La mujer pulpo. Cuentos del mar del Sur”, más que cuentos yo diría que son estampas, pequeñas crónicas y textos, pasados por el cedazo del tratamiento literario, que describen el folklore, el mito, las leyendas, los ritos y costumbres de los pueblos que el escritor japonés Atsushi Nakajima fue conociendo a través de sus viajes por Palaos, un país conformado por más de trescientas pequeñas islas volcánicas en el mar de Filipinas. 

El compendio de escenas cotidianas, encuentros fugaces con los isleños y recuperación de costumbres ancestrales convierten este libro de relatos en un volumen especialmente valioso e interesante para amantes de la antropología y las culturas primitivas de los mares del Sur y a los aficionados a los viajes. 

La prosa de Nakashima es eminentemente descriptiva y hace especial hincapié en los exuberantes paisajes isleños, el mar, la flora y la fauna, además de las costumbres locales de los habitantes que va descubriendo en su estancia en la Micronesia, plasmando además experiencias autobiográficas que añaden un importante valor documental acerca del propio autor, cuya muerte precoz quizá fuera la causante de que su obra no haya sido tan conocida como la de otros autores japoneses contemporáneos.
Este libro, impecablemente editado por Hermida editores es la oportunidad para descubrir a Nakashima. Os lo recomiendo.




Fotografía de Boulevard literario   



"Diálogos con Leucó", Cesare Pavese

En 1954, Alberto Moravia escribía en un artículo acerca de Cesare Pavese y su obra: “Pavese se autodefinía clásico rústico; en realidad, era un decadente provinciano. Probablemente, Melville, a quien Pavese tanto admiraba, hubiera dado de sí una definición ingenuamente moral y literaria, opuesta a la de Pavese, tan culta y tan crítica. Pero Melville creó el mito de la ballena blanca precisamente porque no estaba en su intención inventarlo. Pavese persiguió toda su vida el mito, con la intención de alcanzarlo, y no lo logró.”
El mismo Moravia afirmaba, no recuerdo dónde, que mientras Hemingway es recordado como un escritor que acabo suicidándose, Pavese fue más famoso por su suicidio que por su producción literaria.

Sean ciertas o discutibles las apreciaciones de Moravia, la verdad es que Cesare Pavese fue un magnífico autor, adscrito al realismo narrativo pero que quiso ser especialmente recordado por su obra más filosófica y hermética, los “Diálogos con Leucó”, su testamento literario y testigo silencioso de su muerte, su obra preferida en cuya primera página dejó escrita a mano la nota: “Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿Vale? No chismorreen demasiado”.

Con el profundo respeto que inspira una obra que representó tanto para su propio autor, enfrentarse a la lectura de “Diálogos con Leucó” que ahora ha publicado Altamarea Ediciones​ (en una completa edición con Notas al texto muy de agradecer), es además todo un reto intelectual para el lector medio. Hay que ir despacio, avanzar sin prisas y con atención entre los veintisiete diálogos entre héroes y mitos de la Antigüedad, para desentrañar el sentido de sus conversaciones. En ellas se habla de lo humano y lo divino, de grandes dudas existenciales y filosóficas no siempre fáciles de entender y asimilar. Diálogos sobre la vida, la muerte, la juventud y la vejez llenos de simbolismos que son vehículo y pretexto, a través de los mitos, para dar voz al propio pensamiento de Pavese. 
Os garantizo que el esfuerzo para desentrañar el texto, vale la pena.



Fotografía de Boulevard literario    


"El mundo en que viví", Ilse Losa

La pequeña Rose desea fervientemente la Muñeca-Más-Linda-del-Mundo que su austera abuela nunca le comprará, sueña con mundos exóticos y lejanos a través de las verdes babuchas que su tío Franz le trae tras su paso por la guerra, ama la única rosa roja que crece en el alféizar de su ventana y con la que imagina viajar a Nueva York y mientras, en el estanque del jardín, nada y se esconde la bella ninfa Raquel.

Es ésta una primera infancia al abrigo de los cedros junto a la sinagoga, bajo la tutela de una abuela severa y del abrazo cariñoso de un abuelo protector. Rose crece feliz, ajena a la Gran Guerra que acaba dejando tras de si tantos muertos, hasta que su padre viene a buscarla. Empieza así, una nueva vida junto a él, junto a su madre y hermanos, en otro pueblo donde crecerá y descubrirá la realidad de la vida. Tan dura, tan injusta.

“El mundo en que viví” de Ilse Losa, publicado por Hércules de Ediciones​ es ya un clásico de la literatura portuguesa, país en el que la autora alemana de origen judío buscó refugió huyendo del nazismo. Y no es de extrañar que se haya convertido en un clásico porque lo que cuenta y cómo lo cuenta es una lectura deliciosa, recomendable para lectores de todas las edades.

Es éste el mundo de entreguerras, con el  triunfo del nazismo empezando a desplegar su terror ,  visto a través de los ingenuos pero inteligentes ojos de una niña que despierta a la vida y trata de entenderla. El despertar a la adolescencia con todo lo que ello comporta, buenos y malos descubrimientos, añoranzas, pérdidas de los seres queridos, recuerdos inolvidables y una realidad que empieza a mostrar los primeros síntomas de la amenaza del racismo y el rechazo hacia los judíos. 

Con un estilo equilibrado, templado pero siempre al filo de la emoción, con mucho sentimiento pero sin caer en sensiblerías; con una prosa que avanza a golpes de pincel, limpia, rápida, ligera, Losa describe paisajes inolvidables, gentes que forman parte de la vida de Rose y de los que nos apuntará sus tristes destinos. Sin recrearse en el drama, sin grandes exclamaciones, porque es con la serenidad y con la contención al hablar de tragedia, con lo que se consigue llegar a lo más hondo del corazón. La novela termina a las puertas de ese capítulo de la historia que no debería haberse escrito jamás. Ilse Losa logró burlar su destino. ¿Y Rose?... Leed esta preciosa historia y compartidla, jóvenes y mayores, porque es una lectura recomendable y necesaria para todos. 



Fotografía de Boulevard literario     


lunes, 29 de abril de 2019

"Las Heteras en la Antigua Grecia", Catalina Aparicio Villalonga

Mientras en la Antigua Grecia, políticos, filósofos, poetas e historiadores ocupan los espacios públicos, estudian, debaten, escriben, mandan y gobiernan, y, en tiempos de guerra, luchan y conquistan, las mujeres ¿dónde están?, ¿qué sabemos de ellas si atendemos a los textos que han llegado hasta nuestros días? Por lo que cuenta la literatura helénica y textos posteriores en los que Catalina Aparicio Vilallonga ha basado este interesante ensayo titulado “Las heteras en la Antigua Grecia”, publicado por Ménades Editorial​ ,el espacio destinado a la mujer hace más de 2500 años en la sociedad helénica era el hogar, su ocupación debían ser las tareas domésticas y su mayor virtud, el silencio.

De los textos clásicos (poemas homéricos, tragedias, comedias...) de los más variados y reputados autores, la mujer siempre suele ser retratada desde una profunda misoginia. Es un ser débil, que seduce y corrompe al hombre. Necesaria como esposa para procrear hijos legítimos, necesaria como concubina para satisfacer el placer masculino. Y poco más...salvo alguna muy afortunada excepción, a la mujer se le niega cualquier tipo de formación intelectual y se la reduce, por lo que al menos en Atenas se refiere, a una ciudadana de segunda a disposición del hombre. Pero hubo algunas excepciones entre las féminas griegas y fueron las “heteras”, malentendidas históricamente como prostitutas pero en realidad, mujeres independientes, inteligentes, cultas y bellas que tomaron con firmeza las riendas de sus vidas y dispusieron tanto de su cerebro como de su cuerpo como mejor les pareció hacerlo. En este libro conoceremos -y admiraremos- a las heteras más famosas de la Antigua Grecia: Friné, Gnatena, Laide, Aspasia...y otras féminas que aspiraron a algo diferente que el matrimonio y la vida doméstica. Por desgracia, ellas fueron una minoría; por desgracia, en la actualidad, la mujer sigue teniendo en según qué culturas y sociedades, una consideración similar a la que tenía en la antigüedad griega. 

Hemos avanzado mucho por conseguir los mismos derechos que los hombres pero aun falta mucho camino por recorrer...quizá las independientes y fascinantes heteras puedan servirnos de inspiración.



Fotografías de Boulevard literario      


"Ocho cuentos góticos"

Atención lectores cinéfilos y cinéfilos lectores. Si sois de unos u otros y además os gusta el género gótico, donde el suspense y el misterio se funden con lo terrorífico e inexplicable, ya sea evidente o bien insinuado, estáis de enhorabuena. “Ocho cuentos góticos”(Entre el papel y la pantalla) publicado por editorialsietepisos es sin duda vuestro libro. 

Tanto por su cuidada edición, como por la selección de los ocho relatos que reúne autores tan interesantes como diferentes, algunos muy conocidos (Poe, Irving,Bierce...) otros quizá no tanto (Hearn, M.R James, Connell...) pero todos, indiscutiblemente magníficos; como por la traducción y comentarios a cargo de Sara Martín Alegre, este libro es una pequeña maravilla para disfrutar y, si es posible, complementar con el visionado de las diferentes adaptaciones cinematográficas que se han hecho de cada relato y sobre las que Martín Alegre nos da una detallada y rigurosa crítica

Hay cuentos y películas tan famosos como “La leyenda de Sleepy Hollow”, “La caída de la Casa Usher”o “Espuelas”(“Freaks”) y otros menos famosos pero igualmente sugerentes y con curiosas versiones para el cine que, como puede comprobarse, suele buscar la inspiración en el motivo o esencia del relato para plasmarlo en películas que a veces acaban por desmarcarse del cuento original, como es el caso de “El arte de echar las runas” que inspiró a Jacques Tourneau en 1957 “La noche del demonio”, que aun siendo un producto interesante, se aleja bastante del cuento original.

Otros relatos son el origen para desarrollar una historia más compleja, como es el caso de “Sleepy Hollow” , como no podía ser de otra manera con la desbordante y delirante imaginación de Tim Burton y también hay películas, normalmente, cortometrajes que siguen el texto con mayor fidelidad como el cuento de Ambrose Bierce y el corto de Enrico.

Insisto, si podéis leer cada relato y la interesante información que se da de cada uno de ellos y acompañarlo del correspondiente visionado de su adaptación para la gran pantalla (podéis encontrar, además de DVD, algun título en youtube, entero o fragmentos) os garantizo que duplicaréis el placer que ya de por si os deparará este libro. 



Fotografía de Boulevard literario    








"Al final uno también muere", Roberto Valencia

"Esto es morirse: que alguien te succione el alma desde dentro y que la tensión arterial se desplome mientras tiritas. Es como una electricidad invertida, quieres averiguar qué separa un lado del otro, el derecho del izquierdo pero no tienes tiempo para girarte y en uno de esos infartos me mordí la lengua, lo veo, desperté con una llaga, lo veo también, y en otro me morí tratando de adivinar qué es lo que le ocurre a las gotas de saliva que permanecen dentro de la boca, lo veo, y hay veces que los ojos permanecen abiertos, lo sé porque, no sé por qué lo sé pero no paro de temblar, lo veo, y tiemblo, veo o siento cada uno de los mil, dos, tres mil infartos anteriores, que configuran como una carretera que alguien ha asfaltado y que se me impone, es la condición imprescindible para que yo llegue hasta aquí, hasta la última muerte que está a punto de, cómo podría decirlo, de consolidarse."

Novela extraña. Muy extraña. Quizá lo más original y diferente que he leído en mucho tiempo. Una novela obsesiva que gira y da vueltas entorno a un tema central a partir del que se tejen, entretejen, se enredan y se anudan, acontecimientos y reflexiones que van desde lo más trascendental a lo más absurdo.
“Al final uno también muere” de Roberto Valencia, publicada por La Navaja Suiza Editores es la historia de los miembros de una familia que mueren y vuelven a la vida una y otra vez. Estirpe que arranca con un abuelo de origen lituano que emigra para Buenos Aires donde vivirá su descendencia: padre, madre y dos hijos, uno de los cuales, Kleizha será el personaje central de este monumental embrollo de infartos sin fín que dan pie al autor para reflexionar sobre la vida y la muerte, el recuerdo y el olvido, a través de un esforzado intento de reconstrucción autobiográfica.

No recomendaría esta novela a todo el mundo, pero sí a todo aquel que busque una propuesta original, diferente, innovadora, en la que el drama se mezcla con la ironía en una trama compleja pero muy bien desarrollada que, eso sí, requiere una lectura atenta y concentrada para no perderse entre saltos argumentales y divagaciones. Todo un reto para lectores valientes y poco convencionales.


Fotografía de Boulevard literario