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martes, 30 de abril de 2019

"El mundo en que viví", Ilse Losa

La pequeña Rose desea fervientemente la Muñeca-Más-Linda-del-Mundo que su austera abuela nunca le comprará, sueña con mundos exóticos y lejanos a través de las verdes babuchas que su tío Franz le trae tras su paso por la guerra, ama la única rosa roja que crece en el alféizar de su ventana y con la que imagina viajar a Nueva York y mientras, en el estanque del jardín, nada y se esconde la bella ninfa Raquel.

Es ésta una primera infancia al abrigo de los cedros junto a la sinagoga, bajo la tutela de una abuela severa y del abrazo cariñoso de un abuelo protector. Rose crece feliz, ajena a la Gran Guerra que acaba dejando tras de si tantos muertos, hasta que su padre viene a buscarla. Empieza así, una nueva vida junto a él, junto a su madre y hermanos, en otro pueblo donde crecerá y descubrirá la realidad de la vida. Tan dura, tan injusta.

“El mundo en que viví” de Ilse Losa, publicado por Hércules de Ediciones​ es ya un clásico de la literatura portuguesa, país en el que la autora alemana de origen judío buscó refugió huyendo del nazismo. Y no es de extrañar que se haya convertido en un clásico porque lo que cuenta y cómo lo cuenta es una lectura deliciosa, recomendable para lectores de todas las edades.

Es éste el mundo de entreguerras, con el  triunfo del nazismo empezando a desplegar su terror ,  visto a través de los ingenuos pero inteligentes ojos de una niña que despierta a la vida y trata de entenderla. El despertar a la adolescencia con todo lo que ello comporta, buenos y malos descubrimientos, añoranzas, pérdidas de los seres queridos, recuerdos inolvidables y una realidad que empieza a mostrar los primeros síntomas de la amenaza del racismo y el rechazo hacia los judíos. 

Con un estilo equilibrado, templado pero siempre al filo de la emoción, con mucho sentimiento pero sin caer en sensiblerías; con una prosa que avanza a golpes de pincel, limpia, rápida, ligera, Losa describe paisajes inolvidables, gentes que forman parte de la vida de Rose y de los que nos apuntará sus tristes destinos. Sin recrearse en el drama, sin grandes exclamaciones, porque es con la serenidad y con la contención al hablar de tragedia, con lo que se consigue llegar a lo más hondo del corazón. La novela termina a las puertas de ese capítulo de la historia que no debería haberse escrito jamás. Ilse Losa logró burlar su destino. ¿Y Rose?... Leed esta preciosa historia y compartidla, jóvenes y mayores, porque es una lectura recomendable y necesaria para todos. 



Fotografía de Boulevard literario     


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