No soy la primera ni seré posiblemente la única a la que le sorprenda lo poco conocida (y reconocida) que es Magda Szabó en nuestro país. A pesar de que se han publicado ya varias de sus novelas, sigue siendo a mi juicio, una autora que no ha recibido la merecida atención por parte de los críticos ni de los lectores, lo cual es una verdadera lástima a la que invito a todos a ponerle remedio.
Hace ya unos años se publicó en España, su magnífica novela "La puerta" (de la que se puede encontrar además una adaptación cinematográfica protagonizada por la gran Helen Mirren), a la que siguieron "La balda de Iza" y "Calle Katalin", y después, nada más que leer de esta interesante escritora húngara hasta ahora que, felizmente, nos llega de la siempre atinada mano de editorial minúscula, "El corzo", novela publicada originalmente en 1959 y que debido a su carga crítica contra el régimen político vigente en Hungría, tuvo una muy discreta acogida en su propio país, aunque gracias a la intervención del colega y amigo de Szabó, Herman Hesse, fue publicada al alemán y divulgada por toda Europa, lo que le valió a su autora el éxito, por un lado, y la disidencia, por otro.
Pero más allá del más o menos disimulado ejercicio crítico contra el régimen soviético, "El corzo" es un espléndido monólogo en el que Eszter, una actriz de éxito en su país, da un repaso a su vida y, rememorando infancia y juventud, llega hasta el presente, a una madurez que arrastra mucho rencor y resentimientos que han ido fermentando a lo largo de su vida y cuyo mayor acicate ha sido y sigue siendo Angéla, una amiga de la infancia cuya relación discurre a lo largo de los años marcada por una celosa obsesión por parte de Eszter a la que Angéla permanece ajena.
En "La puerta" la historia giraba entorno a dos mujeres, una escritora y su criada; en "La balada de Iza", la novela reflejaba las relaciones entre una madre y su hija; y de nuevo, en "El corzo", dos figuras femeninas son los personajes principales: Ezster, protagonista principal y narradora activa, con una fuerte personalidad, una mujer dura, poco o prácticamente nada empática, una luchadora nata esculpida con el cincel de la pobreza y las privaciones, que ha conseguido cumplir sus sueños, al menos profesionales y económicos pero a la que le falta equilibrio emocional y capacidad de amar de manera desinteresada; y Angéla, el contrapunto inocente, delicado y sensible que despierta la envidia y los celos más profundos en Ezster cuya malsana fijación por su amiga será motivo de las más diversas revanchas. Resulta curioso que por mucho que avancemos la lectura, es prácticamente imposible entender, aceptar o simpatizar algo con el personaje de Ezster. Nos da pena Angéla, por su ingenuidad y su carácter bondadoso que todo el mundo admira y aprecia. Somos conscientes de la dura vida que ha tenido Ezster, de sus vínculos familiares y afectivos mal consolidados, de los momentos difíciles que ha tenido que pasar por la situación política de su país, pero, ¿justifica todo ello ese ansia desbocada por perjudicar a Angéla, pasando por encima de todo aquello que ambas más aman? Definitivamente, no.
"El corzo" resulta sin duda, un brillante ejercicio introspectivo que, a través del monólogo consigue desarrollar una novela marcadamente realista pero con el intimismo que supone el punto de vista de la narradora. El ritmo de la novela es lento, va avanzando despacio, generando una expectativa y una tensión narrativa que sentimos nos va preparando para un terrible desenlace. Durante el camino hemos intentado entender a Ezster, conectar con ella de alguna manera, buscar algún resquicio de sensibilidad en su interior pero ha sido en vano. Finalmente, solo nos queda dejar la puerta abierta y dejarla ir...
Fotografía de Boulevard literario