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lunes, 11 de septiembre de 2017

La composición de la sal, Magela Baudoin

Hace unos días tuve ocasión de ver y escuchar por televisión una entrevista al magistral escritor italiano Erri de Luca en la que dijo: "Las historias son un resto de la vida. Por eso mantienen ese formato de residuo. Las sobras, un resto. Yo las imagino como si llegara el agua del mar y llenara un pozo en medio de los escollos y luego este agua se evapora y queda la sal. Esa sal es el relato, la historia. Mi escritura. Ese resto de vida evaporada. Por eso es tan denso, porque es un poso."

Ha sido inevitable recordar y reflexionar sobre estas palabras a raíz de la lectura de los 14 relatos que conforman "La composición de la sal" de Magela Baudoin, publicada por Navona Editorial y que llega con dos cartas de presentación de lo más potente: la concesión del Premio García Márquez de Cuento 2015, y un prólogo del gran Alberto Manguel.

Y ha sido inevitable recordar la entrevista a Erri de Luca, no tan solo por la obvia referencia a la sal, sino por la concepción misma de la idea sobre la creación literaria del relato, ese poso que queda cuando se evapora la vida, ese recuerdo concentrado e imborrable que resiste cuando todo ha terminado y cuya huella genera la construcción del cuento, ni más ni menos, el resto de vida evaporada hecho escritura.

En este sentido, en el de la permanencia a través del tiempo, de la voluntad de recrear y de eternizar los episodios más íntimos o significativos de nuestra memoria, a fin de perpetuarnos de algún modo como seres humanos, más allá del tiempo, destacaríamos de entre todos los que componen este volumen, los relatos de Baudoin que, autobiográficos o no, parecen elaborados a partir de sentimientos y emociones provocadas por la evocación de recuerdos o episodios del pasado, especialmente de la infancia. Son esos cuentos protagonizados por ancianos entrañables, nietos ávidos de protección, niñas huérfanas de madre que necesitan el calor familiar, personajes solitarios que sueñan por conocer a su amor platónico, abuelas aparentemente severas que intentan transmitir su amor por la literatura y las palabras...todos esos cuentos que la autora narra desde la más íntima y conmovedora ternura, impactan de lleno en la más recóndita entraña del lector y lo sacuden con suavidad pero firmeza. Son "La noche del estreno", "Un verdadero milagro", "Borrasca", "Un reloj. Una pelota. Un café" y especialmente, esa pequeña joya que da título al libro, "La composición de la sal", un engranaje preciso y delicado en el que trama, estructura, estilo y desenlace funcionan a la perfección. 

Afortunadamente, en estos últimos tiempos, el cuento, como género, está recuperando el prestigio que históricamente la novela le suele arrebatar. Y esto está siendo posible, gracias a la apuesta de algunas editoriales por publicar relatos, por el reconocimiento que supuso el Premio Nobel de Literatura a una de las más destacadas cuentistas contemporáneas como es Alice Munro, así como por la aparición de nuevos escritores y la reedición de los grandes clásicos cultivadores del cuento. Poco a poco, los aficionados al relato estamos de enhorabuena y cada vez vamos siendo más los adeptos a este género.

Magela Baudoin llega ahora a las librerías españolas en un momento en el que se están dando a conocer otras escritoras latinoamericanas de su misma generación que también escriben relatos como por ejemplo Samantha Schweblin, Mariana Enríquez o Vera Giaconi. Todas ellas, con un estilo propio y definido, pero igualmente notable e interesante, que sin duda están colaborando a enriquecer el panorama cuentístico actual. Os recomiendo seguirles la pista y leerlas. Con toda seguridad, empezar conociendo a Baudoin y "La composición de la sal" es sin duda, un buen comienzo. 



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