Hay novelas que te atrapan y seducen (o abducen) de tal manera que empiezas a leerlas y es imposible dejarlas hasta que no terminas por completo su lectura.
Me ha sucedido con "Del color de la leche" de Nell Leyshon, publicada por la editorial Sexto Piso, una novela a la que llegué gracias a la recomendación de una buena amiga cuyo criterio literario comparto a menudo. No obstante, informada del argumento, debo reconocer que no me atrajo especialmente y en un primer momento, incluso me echó para atrás..¿Sería una historia melodramática, sensiblera, trágica?...¿Qué me iba a encontrar?
Afortunadamente, le presté la debida atención, entré de pleno en la lectura y me sedujo como hacía tiempo no me seducía una historia y una protagonista tan especial y singular como Mary.
Dice Valeria Luiselli al final del Prólogo: "Lo que sí hay, y lo digo sin temor a la hipérbole irresponsable, es un libro escrito con la urgencia palpitante de un pequeño clásico -pequeño por lo compacto y concentrado de su universo- y una historia poderosa que desciende al bajo fondo de una vida que se disolvió en la escritura y que sólo puede recobrarse en el silencio de nuestra lectura. Un silencio largo, estremecido y lleno de rabia. Pero también, un silencio esperanzado y lleno de admiración"
Totalmente cierto. Tenemos entre las manos una historia inmensa en apenas 170 páginas que nos dejan sin aliento, noqueados, indignados...pero cautivados y llenos de esperanza.
Una vez cerrado el libro, tenemos la certeza de que la historia se va a quedar para siempre en nuestro recuerdo; que el personaje de Mary, esta chiquilla de cabellos blancos, con un defecto en la pierna , una lengua afilada y un verbo desbordante como lo son sus ganas de vivir y aprender, se quedará para siempre entre nuestros personajes de ficción favoritos.
Lo primero que llama la atención de esta novela es su estructura formal, su modo narrativo planteado como si leyéramos directamente el diario escrito por la propia mano de Mary.
La acción es tremendamente ágil. Ambientes y personajes son trazados con precisión, con las pinceladas necesarias para situarnos en cada escenario y para despertar en nosotros, odio o simpatía por aquellos que forman parte de la vida de la protagonista.
Las escenas bucólicas se van sucediendo con las más realistas. Los momentos más dulces y los encuentros más simpáticos, como el de Mary y su abuelo, se solapan con los episodios más amargos, como los violentos arrebatos del padre de la protagonista. Hay personajes que evolucionan, cambian, no siempre para bien, algunos serán meras comparsas y otros, secundarios decisivos para el desenlace de la historia...
A lo largo de la lectura ,cualquier lector perspicaz irá captando indicios que le advertirán que no va a encontrar un final feliz en esta novela. No obstante es un final potente que cierra una novela brillante por lo que cuenta y por lo bien que lo cuenta.
Muy recomendable.
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