"...a
finales del siglo dieciocho se produjo un cambio que yo,
si
volviera a escribir la Historia, trataría más extensamente y consideraría más
importante
que las Cruzadas o las Guerras de las Rosas. La mujer de la clase
media
empezó a escribir. Porque si Orgullo
y prejuicio tiene alguna importancia,
si Middlemarch y Cumbres borrascosas tienen
alguna importancia, entonces tiene
más
importancia que lo que es posible demostrar en un discurso de una hora el
hecho
de que las mujeres en general, no sólo la aristócrata solitaria encerrada en
su
casa de campo, se pusieran a escribir. Sin estas predecesoras, ni Jane Austen,
ni
las Brontë, ni George Eliot hubieran podido escribir, del mismo modo que
Shakespeare
no hubiera podido escribir sin Marlowe, ni Marlowe sin Chaucer,
ni
Chaucer sin aquellos poetas olvidados que pavimentaron el camino y
domaron
el salvajismo natural de la lengua. Porque las obras maestras no son
realizaciones
individuales y solitarias; son el resultado de muchos años de
pensamiento
común, de modo que a través de la voz individual habla la
experiencia
de la masa Jane Austen hubiera debido colocar una corona sobre la tumba de
Fanny Burney, y George Eliot rendir homenaje a la robusta sombra de
Eliza
Carter, la valiente anciana que ató una campana a la cabecera de su cama
para
poder despertarse temprano y estudiar griego. Todas las mujeres juntas
deberían
echar flores sobre la tumba de Aphra Behn, que se encuentra,
escandalosa
pero justamente, en Westminster Abbey, porque fue ella quien
conquistó
para ellas el derecho de decir lo que les parezca. Es gracias a ella —
pese
a su fama algo dudosa y su inclinación al amor— que no resulta del todo
absurdo
que yo os diga esta tarde: «Ganad quinientas libras al año con vuestra
inteligencia.»"
Un
cuarto propio , Virginia Woolf
me encanta!! gracias ...
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