Siruela/Policiaca es todo un referente en cuanto a autores y títulos interesantes de novela negra. Por ejemplo, una de las escritoras más originales de su catálogo y del género policíaco en general es la francesa Fred Vargas, a quién un día dedicaremos una entrada en este blog.
Hay que hacer mención también de la estupenda edición de los libros de Siruela/Policiaca, con su inconfundible combinación de colores , en sus tapas y lomos, de negro, grises y el impactante toque rojo chillón, enmarcando el título y coloreando algún elemento de la fotografía de portada.
Hoy comentaremos "La trampa de miel", primer título publicado en España de la noruega Unni Lindell.
Debo reconocer que me aproximé a esta obra con la precaución que me provoca, en general, la novela nórdica que, desde Stieg Larsson parece una incansable máquina de producción de autores (cuando no, de churros). Porque, seamos sinceros y reconozcamos que hay muy buena novela negra procedente del norte de Europa, pero también mucho producto facilón y bastante infumable, que pretende colarse en los círculos lectores aprovechando la todavía fulgurante estela de Larsson.
Dicho esto y con la desconfianza generada por lo que podía quizás ser, una novela rebosante de sadismo y descripciones enfermizas de torturas, mutilaciones y cadáveres, absolutamente gratuitas y malsanas, me decidí a empezar "La trampas de miel" confiando en el buen criterio literario de Siruela.
Una vez terminada,debo decir que es una novela absolutamente recomendable para los amantes de este género.Un acierto más de Siruela/Policíaca.
Se empieza la lectura con buen ritmo, decae más adelante un poco el interés en la trama porque parece que no se producen hechos relevantes que hagan avanzar el desarrollo del caso, pero de repente, vuelve a coger ritmo, engancha totalmente y sigue, trepidante, hasta el final. Un final muy bien pensado, bien atado y bien resuelto,
Además de la resolución de los casos que plantea la novela, (la desaparición de un niño y el supuesto atropello de una joven que parecen tener cierta conexión), lo que llama la atención son los personajes.
Por un lado, los protagonistas: el inspector Cato Isaken y su recién incorporada compañera, Marian Dahle. Entre ambos se establece desde el principio un fuerte antagonismo que, lejos de describirse cayendo en los remanidos tópicos de amor/odio entre protagonistas de distinto sexo, consigue mantener la atención del lector y su interés por la psicología de los personajes. La tensión entre ambos. los diálogos, lo que dicen y más importante aun, lo que callan los va definiendo a ambos y los humaniza de modo que resulta fácil empatizar con ellos.
Por otro lado, sospechosos y víctimas se nos presentan como personajes complejos, alejados de estereotipos ,ricos en matices y llenos de ambigüedades que darán al lector más de una sorpresa.
El estilo de Lindell se basa en la observación, en la agudeza por captar detalles y describirlos con frases breves que, como pinceladas impresionistas van emborronando un lienzo cuyo resultado no veremos hasta el final. Un final inesperado y sorprendente que nos deja muy buen sabor de boca al acabar la lectura. Tan buen sabor que ya está esperando su turno para ser leída la siguiente novela de Lindell, "El ángel oscuro".
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