"El mes más cruel" es un libro de relatos de Pilar Adón publicado por la Editorial Impedimenta en el que se condensa su personal visión del mundo. Relatos sugerentes, inquietantes, turbadores que despiertan y provocan todo tipo de emociones en el lector.
Como muy bien reflexiona Marta Sanz en el prólogo, cuando se leen estos cuentos uno tiene la sensación de que quizá "no ha entendido bien" lo que su autora trata de decirnos, pero yo creo que precisamente Adón es lo que pretende y si nos viera la cara al acabar uno de sus relatos luciría una sonrisa de irónica satisfacción ante nuestro desconcierto e incluso, según el caso, desasosiego.
Los escenarios en los que transcurren los relatos suelen tener una atmósfera evanescente, indefinida, pero ya sea en plena Naturaleza o en grandes caserones, no hay detalle que no describa a la perfección el poder de los ambientes como actores principales de los tramas. Atmósferas que se diluyen en fuerzas poderosas, omnipresentes, que condicionan y determinan el desarrollo de las historias.
Los personajes tienen, en su mayoría, personalidades complejas, con una rica vida interior que a menudo, choca y perece ante lo real y lo cotidiano.
Las tramas de los cuentos penden de un hilo de la realidad a la vez que van desarrollando argumentos que escapan de toda lógica, (al menos de la lógica convencional) y más construyendo fantasmagóricos edificios llenos de ventanas por las que la información fluye en un constante ir y venir para que el lector interprete y decida el sentido final que dar a cada historia.
Muy presente en Adón está siempre la Naturaleza en su aspecto más salvaje y desbordante, fuente de vida y de destrucción; ambientes góticos, riquísimos en detalles y matices; protagonistas, casi siempre, femeninos, introvertidos, peculiares, con originales universos interiores que son puestos a prueba por las circunstancias más cotidianas.
La sugerencia, lo inesperado, la ambigüedad... elementos que Adón utiliza con ingenio y maestría para engancharnos a una lectora que nos arrastra sin permitirnos un respiro y nos deja con la agradable satisfacción de haber leído unos cuentos magistrales.